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Mensaje del Embajador en el Día de la Unidad Alemana 2021

Rede Bo 2021

Rede Bo 2021, © archivo

07.10.2021 - Artículo

Unidad, Justicia y Libertad

Mensaje del Embajador de Alemania Christoph Bundscherer
 en el Día de la Unidad Alemana

Hace una semana, unos 62 millones de alemanes fueron llamados a elegir un nuevo parlamento y, por lo tanto, indirectamente, un nuevo gobierno. A diferencia de lo que ocurre en democracias presidenciales como la de Estados Unidos, Brasil o Costa Rica, los alemanes no eligen directamente a su presidente, sino a los diputados, quienes a su vez eligen al jefe de gobierno.

Más de tres cuartas partes de los votantes con derecho al voto, casi 47 millones de ciudadanos, participaron en las elecciones del Bundestag. Ellos podían elegir entre: continuidad política bajo un jefe de gobierno de la Unión Demócrata Cristiana, o cambio político con un gobierno dirigido por los socialdemócratas, dar más importancia a las preocupaciones ecológicas del Partido Verde, o a la propuesta del partido liberal FDP de más libertad para la empresa privada y menos regulación estatal. Los partidos extremos de izquierda y derecha también estaban en la disputa electoral. 47 millones de votantes acudieron a las urnas porque sabían que podían ayudar a decidir el futuro de nuestro país con su voto; que podían elegir entre varias alternativas. Su voto cuenta, porque ni el gobierno ni los partidos políticos tienen influencia alguna en la organización de las elecciones y el recuento de los votos. Ningún candidato, ningún partido puede ser excluido de las elecciones, y más aún, ningún aspirante puede ser encarcelado poco antes de las elecciones. Los observadores internacionales garantizan la transparencia del proceso electoral.

El hecho de que todos los alemanes puedan hoy determinar el futuro de su país en elecciones libres y justas es posible gracias a la revolución pacífica de 1989. En la Alemania dividida, sólo los alemanes occidentales vivían en un sistema democrático. En el Este, los ciudadanos no podían elegir entre diferentes alternativas, sólo había una lista con el Partido Socialista Unificado y sus partidos aliados. Cuando los vientos de libertad soplaron en toda Europa del Este en 1989, millones de alemanes del Este también salieron a las calles pacíficamente, exigiendo justicia y libertad, y más tarde la unificación con Alemania Occidental. El régimen tuvo que darse cuenta de que había perdido todo el apoyo tanto a nivel nacional como internacional y negoció una transición pacífica a la democracia. Afortunadamente, no se le ocurrió la idea de defender el poder por la fuerza de las armas. Entonces, el 3 de octubre de 1990, se produjo la unificación de los dos estados alemanes, y en toda Alemania se entonó nuestro himno: "Unidad, Justicia y Libertad".

Las relaciones entre Alemania y Nicaragua han sido estrechas desde hace mucho tiempo. Los inmigrantes alemanes participaron en el desarrollo agrícola. En la década de 1980, ciudadanos de ambas partes de Alemania prestaron su apoyo a la reconstrucción. Desde el cambio político de 1990, Alemania ha apoyado a Nicaragua en el desarrollo del país. Con más de 1,600 millones de euros, Alemania es el segundo mayor donante del mecanismo COVAX, que proporciona vacunas gratuitas contra el coronavirus a Nicaragua y otros países de bajos ingresos. Tras los huracanes del 2020, Alemania ayudó de forma rápida y sin burocracia, apoyando los proyectos del Programa Mundial de Alimentos. Alemania es un importante comprador de productos agrícolas de Nicaragua, las empresas alemanas contribuyen a la producción nacional y crean puestos de trabajo. La cultura también nos une; las obras mundialmente conocidas de los escritores nicaragüenses contemporáneos son muy apetecidas en Alemania.

Los pueblos de Alemania y Nicaragua siguen estrechamente vinculados, incluso a 200 años de la independencia centroamericana. Los alemanes observamos con preocupación los actuales acontecimientos políticos en Nicaragua porque tenemos ideas diferentes sobre el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos. Junto a nuestros socios europeos, también nos pronunciamos claramente al respecto. Pero no es nuestra tarea interferir con propuestas concretas. No lo hemos hecho y no lo haremos en el futuro. Cada nación debe encontrar su propio camino; las soluciones no pueden venir de fuera. Lo mismo ocurrió en Alemania en 1989; sólo cuando la Unión Soviética puso fin a su injerencia en Alemania Oriental, los alemanes encontraron su propio camino hacia la unidad, la justicia y la libertad.

 

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